lunes, 7 de diciembre de 2015

Movilidad Urbana



¿Cuánto tiempo invierte un trabajador en trasladarse todos los días de Chalco, Estado de México, a Santa Fe en donde se encuentra su trabajo?

¿Cómo afecta el desempeño de un estudiante que se traslada de Tecámac, Estado de México, a la Ciudad de México?

¿Cuántos vehículos con capacidad de cuatro pasajeros ingresan diariamente al Distrito Federal con un solo ocu- pante, y cuál es el desperdicio de combustible y espacio?

Abordar un transporte público como el Metro o Metrobús resulta cada día más difícil. La movilidad, los tiempos de traslado, la calidad de transporte y la contaminación son temas de gran relevancia para la Ciudad de México y otras ciudades importantes de nuestro país.

El crecimiento poblacional y la necesidad de regular las necesidades de expansión justifican la realización de esta clase de estudios para la elaboración de estrategias que contribuya a solucionar uno de los grandes problemas de las grandes ciudades: la movilidad.

El crecimiento exponencial de la concentración en torno a los polos de desarrollo como son la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, en muchos aspectos de forma caótica y desordenada, producto de la necesidad de trabajo y vivienda, han mermado de manera lamentable al medio ambiente provocando que la calidad de vida haya descendido notablemente en las últimas décadas.

La migración interna ha impactado en el aumento de población y el nacimiento de asentamientos humanos irregulares en varias ciudades fronterizas por su crecimiento exacerbado sin planeación y sus consecuentes efectos en la prestación de los servicios públicos y la movilidad.

El 72% de la población reside en 384 ciudades de más de 15 mil habitantes que forman el Sistema Urbano Na- cional. Estas altas concentraciones poblacionales se han convertido en un problema y en un desafío para la movilidad de las personas.

Un informe de las Naciones Unidas estima que en 2050, el 70% de la población mundial vivirá en ciudades, por lo tanto, el transporte público y privado es uno de los problemas más representativos en la mayoría de las ciudades, ya que su eficacia resulta esencial para la vida y la economía de las personas, instituciones y empresas.

El transporte es un elemento que comparten casi todos los habitantes de una ciudad y afecta directamente a su bienestar, haciendo de su eficacia algo esencial para la vida de toda la ciudad.

Los países más desarrollados tienen sistemas de transporte sustentables y eficaces, con gran capacidad de traslado de personas, que pueden servir de guía a nuestro país para crear nuevas infraestructuras en el transporte que generen menos emisiones contaminantes, que sean masivos y ordenados.

Pensar en estrategias de planeación para la movilidad urbana debe traducirse en desarrollo y crecimiento eco-nómicos, lo que significa esquemas de crecimiento regulado con estudios de planeación profundos para construir viviendas, caminos, centros médicos, escuelas y oficinas con un transporte público para hacer a un lado el privado.

Deben transformarse las políticas públicas para realizar estrategias de desarrollo urbano sustentables y eficien- tes. Los gobiernos deben concebir de manera integral el tema del crecimiento y la movilidad.

El respeto al medio ambiente constituye una estrategia permanente en cualquier decisión que se tome para regular, ordenar, y facilitar la vida de las poblaciones. En un mundo integrado por la información no pueden ignorarse las mejores prácticas, como las que hace varios años se desarrollan en países como Suecia y Australia, que han logrado edificar ciudades respetando el medio ambiente, de acuerdo con sus condiciones geográficas, sustentables y ordenadas.

El contexto urbano en el país ha cambiado, por lo que para dar cuenta del estado de la movilidad, en este reporte se parte del análisis de las dimensiones relativas a la urbanización y tendencias demográficas, así como del tamaño y formas espaciales de las ciudades.

México es un país eminentemente urbano, de cada 10 habitantes más de 7 residen en localidades mayores a 15 mil habitantes; buscando en las urbes oportunidades para me- jorar su calidad de vida, la población se ha distribuido de forma desigual entre asentamientos urbanos de diferentes tamaños, reconociéndose 59 zonas metropolitanas.

El crecimiento acelerado de las grandes ciudades mexicanas se ha dado en un contexto de deficiencias y vacíos de la planeación urbana y su normatividad; de carencia de reservas territoriales y oferta de suelo adecuado; y de extensiones y zonas dispersas fragmentadas y excluyentes. La expansión territorial conlleva un desarrollo urbano de baja densidad con alta dependencia del automóvil y sin previsión de sistemas integrados de transporte público adecuados, a pesar de ser el medio más utilizado por la mayoría de la población, lo que ha agravado el problema de la movilidad urbana.

Para atender la movilidad urbana, se han destinado cuantiosos recursos públicos a la construcción de infraestructura vial en beneficio del transporte en automóvil privado, que contrariamente, agravó el problema. Hoy, el panorama diario de las ciudades de más de un millón de habitantes es la congestión vial, producto de la cantidad de vehículos privados en donde se trasladan en promedio 1.2 personas por unidad; diariamente se pierden millones de horas/hombre, los ingresos de las personas disminuyen por los costos crecientes del transporte, y se incrementan los niveles de contaminación ambiental y auditiva que afectan la salud.

Por ejemplo, en el Distrito Federal (D.F.) cuatro delegaciones centrales, que acumulan el 19% de la población, generan el 53% del total de empleos formales y las remuneraciones promedio por persona ocupada superan hasta cinco veces el de las demarcaciones periféricas (INEGI, Censo Económico 2009). En cierta medida, esto explica la elevada cantidad de viajes con destino al D.F. que generan problemas ambientales y de movilidad, ocasionando una constante congestión vial y el incremento de los tiempos de traslado. Se estima que una persona invierte 3.5 horas al día, considerando todos los viajes diarios que realiza (INEGI, 2007).

Al proceso expansivo se añade el hecho de que la mayoría de las ciudades presentan una forma urbana monocéntrica, aunque en los últimos años se han desarrollado algunos centros alternativos. La constante es la centralidad y los usos únicos de suelo, donde las funciones habitar, trabajar y recreo quedan separadas, incrementando las necesidades de desplazamientos y la demanda de transporte, sin tener las condiciones de conectividad adecuada y de accesibilidad universal.

En la fragmentación y discontinuidad de las ciudades, influyó también el modelo inmobiliario que impulsó la construcción de enormes desarrollos habitacionales cerrados y uniformes, los que surgieron como alternativas de seguridad y exclusividad. Estos proyectos tienen como consecuencia la privatización y reducción del espacio público, la discontinuidad, la fragmentación urbana y la segregación socioespacial, que también impactan negativamente en la movilidad sustentable.

En suma, los retos para mejorar las condiciones de movilidad están en una planeación urbana que controle la expansión dispersa y desordenada y que promueva la densificación, revierta la fragmentación generada por vacíos urbanos, fraccionamientos habitacionales y comerciales cerrados, y fomente los usos mixtos del suelo.

El crecimiento físico y demográfico de las ciudades origina mayores demandas de infraestructura y servicios, tales como vialidades y transporte, que permitan la movilidad inter e intraurbana de las personas y bienes de manera digna, oportuna, confiable y económica.

En el caso de las ciudades mexicanas, la respuesta a esas demandas ha sido la creciente motorización y la intensidad en el uso del automóvil particular, impulsadas por la inversión en infraestructura vial para el transporte motorizado por parte de los gobiernos federal, estatales y del Distrito Federal, y por las deficiencias del transporte público.

La red vial se ha diseñado y pensado principalmente en función de las necesidades del transporte privado, el 67% se concentra en zonas metropolitanas mayores a 500 mil pobladores. (45% en las 11 ZM de mayor tamaño y el 22% en las 19 ZM de entre 500 mil y un millón de habitantes). Sin embargo, la construcción de esa infraestructura se ha adaptado a la dispersión y bajas densidades poblacionales, de tal manera que las vialidades son proporcionalmente más elevadas en las ciudades menos densas.

La calle.

La calle es el espacio público por excelencia en las ciudades, es la infraestructura principal para la movilidad en distintos medios, sea peatonal, vehicular o en algún sistema de transporte público; es el lugar de acceso para la vivienda, el comercio, el empleo y otros servicios, así como el sitio donde se llevan a cabo diversas actividades (ONU-Hábitat y SEDESOL, 2007). De su diseño, calidad, conectividad y accesibilidad dependen las oportunidades de crear contextos de habitabilidad y prosperidad urbanas.

Las ciudades deben construirse en torno al concepto de “calles completas” que consideren los diversos modos de movilidad y que puedan servir como eje para crear comunidades habitables y fomentar el uso mixto del suelo, tanto en términos de funciones (residencial, comercial, industrial, recreativo y dotacional) como en la composición social (barrios que integren a personas de distintos grupos sociales y de diferente nivel económi- co). Desarrollos de este tipo también permiten hacer un mejor uso de las infraestructuras de transporte existentes.

En las ciudades caracterizadas por un “uso mixto del suelo”, los flujos de tráfico son multidireccionales y permiten un uso más eficiente de la infraestructura, ya que las áreas residenciales, lugares de trabajo y servicios están distribuidos de manera más uniforme.

Entre 2000 y 2012, México experimentó un crecimiento poblacional global de un 20%. En ese mismo periodo, el parque vehicular se duplicó al pasar de 15.6 a 35 millones de unidades, y la tasa de motorización pasó de 160 a 300 vehículos por cada 1,000 habitantes. Destaca el comportamiento ascendente de los automóviles privados que representan cerca del 66% del parque total, observando una TMCA (Tasa Media de Crecimiento Anual) del 7.4%, entre 2000 y 2012, que supera en 5 veces la de la población nacional (1.4%).

De los 23 millones de vehículos el 72% se encuentra en las zonas metropolitanas, donde destacan las del Valle de México, Monterrey y Guadalajara con un 40% del total de automóviles privados (un promedio de 300 autos por cada 1,000 habitantes). En estas zonas, el transporte privado es el medio por el que se realizan el 29%, 42% y 40% de los viajes, respectivamente; siendo éstas ciudades las que presentan serios problemas de movilidad que se manifiestan en más viajes, mayores distancias, congestión vial, bajas velocidades y pérdidas económicas.

El automóvil ha sido señalado como la causa número uno de los problemas de movilidad, por ser el principal medio de transporte en las vialidades, ya que para trasladar a 35 personas se requieren 30 autos (considerando que la tasa de ocupación promedio por auto es de 1.2 personas) que utilizan una superficie de rodamiento de 500m2; comparación desventajosa contra los 30m2 que requiere un autobús urbano para trasladar el mismo número de personas. Además, el automóvil privado es un medio de transporte excluyente que genera costos sociales, económicos y ambientales (su consumo de energía por pasajero es mayor que con otros medios de transporte) que afectan a la sociedad en su conjunto. 

Transporte publico:


El transporte público concesionado al sector privado (microbuses, colectivos, autobuses y taxis) es la columna vertebral de la movilidad en las ciudades. En la ZMVM, el 44% de un total de 21.6 millones de viajes se realiza en microbuses o colectivos y el 11% en taxis (INEGI, 2007); en la ZM de Monterrey, el 52% de los 8 millones de viajes se realizan en estos medios de transporte (ADUNL, 2008).

Mientras los desplazamientos en medios de transporte privado se disparaban, los sistemas de transporte público evolucionaron lentamente en términos de tamaño y renovación de su flota, los modelos de operación y admi- nistración se estancaron y disminuyó progresivamente la calidad en el servicio, por lo que al avanzar el proceso de expansión urbana, los problemas de movilidad crecieron de manera exponencial al igual que el rechazo de las y los usuarios que generalmente lo califican de malo, lento, peligroso, deteriorado y como un sinónimo de pobreza.

En cuanto a la administración del servicio de transporte público en los municipios, las autoridades estatales otorgan concesiones individuales (a personas que pueden ser dueñas de varias unidades, esquema conocido como hombre-camión) que se organizan en torno a la ganancia diaria del dueño (cuenta) o sueldo del conductor. Este sistema se caracteriza por una competencia feroz por el pasaje, inseguridad (en un 43% de las 1,023 muertes por atropellamiento ocurridas en 2011 en la Ciudad de México, están involucrados microbuses, sobrecupo, nula interconectividad, paradas discrecionales y repentinas para el ascenso y descenso de pasaje, invasión de rutas, bajas velocidades, conductores improvisados e invasión y deterioro del espacio público. 


A pesar de las inversiones en vialidades, el deterioro de la movilidad urbana motivó que muchas ciudades (principalmente de países desarrollados) optaran hacia soluciones de movilidad integral sustentable, cuyo tronco fuera el transporte público masivo, de calidad, flexible y amigable con el ambiente.

En México, las iniciativas para mejorar la cada vez más comprometida movilidad urbana, empezaron en las gran- des metrópolis y ciudades, tomando como referencia los modelos impulsados a nivel internacional, basados en una movilidad urbana sustentable que integra los sistemas de transporte público urbano masivo, con el desarrollo urbano y las políticas de infraestructura vial para:

- Avanzar en la modernización tecnológica y administrativa de los sistemas integrados de transporte.
- Hacer un uso racional de la infraestructura vial y de los recursos públicos;
- Disminuir los costos sociales y medioambientales;
- Liberar espacios para el encuentro y convivencia ciudadana.
- Generar cambios culturales e institucionales a favor de un transporte público de calidad.

A partir de esta visión de movilidad urbana sustentable, las metrópolis de más de un millón de habitantes canalizaron inversiones para la planeación y construcción de sistemas de transporte urbano masivo tipo autobuses rápidos troncales (BRT por sus siglas en inglés), trenes ligeros y tranvías suburbanos. El avance ha sido rápido en estos últimos años, en 10 zonas de más de 500 mil habitantes se iniciaron o consolidaron la operación de sistemas de autobuses rápidos troncales y en menor medida, de Metro y Tren ligero, y en otras 16 zonas se encuentran en fase de construcción, planeación o de estudio de factibilidad.

Sin embargo, aún son pocas las ciudades en México que a la fecha operan con estos sistemas y su participación en el número de viajes es todavía baja, por ejemplo en la ZMVM la mayoría de los viajes se realiza en Metro, Trolebús y autobús tipo RTP, lo que da cuenta de su potencial; existen casos como el de la ZM de León, Guanajuato donde abarcan el 65% de los viajes. Estos sistemas promueven la interconectividad y transbordos con un solo pago, el uso de esquemas de prepago que facilitan la labor del conductor y cuentan con mayor transparencia, accesibilidad y seguridad.

Adicionalmente, en algunas ciudades ha permeado la importancia de consolidar proyectos, para la incorpora- ción del transporte no motorizado como redes de ciclo vías seguras y vías peatonales.

Gasto en transporte

La eficiencia de la movilidad estará dada por la calidad de los viajes en transporte público, la accesibilidad universal, la intermodalidad y la sustentabilidad.

Las limitaciones en la movilidad afectan en mayor proporción a los grupos de menores ingresos que habitan en asentamientos o desarrollos habitacionales periféricos alejados de los nodos de empleo y oferta de servicios, además son quienes más usan el transporte público (70% contra un 8% de quienes tienen ingresos altos) y por ende, son quienes pierden más horas atrapados en el tráfico con velocidades de traslado promedio más bajas.

El gasto en transporte es la segunda variable en la que los hogares ocupan sus ingresos, sólo por debajo del rubro de alimentos, bebidas y tabaco, representando en promedio el 18.5% del ingreso neto total monetario. Los hogares con ingresos más bajos gastan más en transporte en términos porcentuales; aunque en monto absoluto, los sectores de mayor ingreso gastan más del doble que el decil de menor ingreso, esto debido al efecto de inversión en la adquisición, uso y mantenimiento del automóvil.

Los costos del viaje en transporte público son muy desiguales, un viaje en la Ciudad de México representa el 12.5% de un salario mínimo, mientras que en otras ZM el porcentaje rebasa el 22% como es el caso de Mexicali y Puebla.

Otro indicador interesante es el uso del tiempo invertido en actividades cotidianas, donde resaltan dos datos importantes: 1) el hecho de que se dedique mayor tiempo en el transporte al trabajo (5.7 horas a la semana en promedio) que en actividades como juegos, aficiones, deportes, ejercicio físico, eventos culturales, deportivos y de entretenimiento, 2) que se emplee el mismo tiempo de traslado en las grandes zonas urbanas que en las medias y pequeñas, debido a que la oferta y los usos del transporte no son tan variados, aunque las distancias puedan ser más cortas.

Por lo anterior, es claro que las inversiones en la modernización de los sistemas de transporte benefician en primera instancia a la población más vulnerable, por lo que es necesario reflejar esta realidad en el gasto e inversión públicos, los cuales deben orientarse hacia el mejoramiento y actualización de las redes de infraestructura y sistemas de transporte público. 

Seguridad:


La seguridad vial es esencial en los sistemas de movilidad urbana, por lo que es importante garantizar la seguridad de circulación de peatones y vehículos, así como la protección de todas y todos los usuarios del transporte, para que éste sea un sistema sostenible.

La seguridad en las ciudades está vinculada con la planeación del desarrollo urbano y las políticas integrales de movilidad urbana; la violencia y la inseguridad afectan de forma importante la competitividad ya que desincentivan las inversiones.

La población en diferente grado puede ser víctima del delito, inseguridad vial y/o de acoso sexual en el trans- porte público o en las vialidades. El miedo al delito se ha incrementado, por lo que el diseño del entorno tiene un papel importante para disminuir los factores de riesgo en los trayectos peatonales, ciclovías y en las estaciones del transporte público.

La expansión de las ciudades ha generado vacíos urbanos con insuficiente e inadecuada infraestructura y servicios, desde la iluminación que hace zonas proclives al delito, hasta la mala ubicación o ausencia de paradas de autobuses seguras.

En el modelo de ciudad compacta, el riesgo disminuye al promover el uso del espacio público, la convivencia y la presencia de vigilantes naturales, lo que reduce la percepción de inseguridad; por lo tanto al desalentar y regu- lar el uso del automóvil, la probabilidad de accidentes de tránsito baja, lo que se suma a estrategias de mejoría a la seguridad vial para generar condiciones de uso y disfrute del espacio público.

Accidentes:

Ciudades y calles diseñadas para los vehículos motorizados, elevadas tasas de motorización y carencias en materia de educación vial, contribuyen a que en México los accidentes de tránsito sean la primera causa de muerte en infantes de 5 a 14 años y la segunda en jóvenes de 15 a 29 años; así como la segunda causa de discapacidad motora.

Durante el 2011, se contabilizaron más de 412 mil accidentes viales (9.4% menos que en el año 2010), que dejaron 16,615 decesos (el 80% eran hombres principalmente jóvenes y el 20% mujeres) y 162 mil heridos.

En cuanto a seguridad vial, las zonas urbanas representan el mayor riesgo, en ellas ocurren el 94% de los accidentes de tránsito y el 43% de los decesos.

Destaca que el 11% de los accidentes ocurridos en las zonas urbanas en 2010 y 2011, corresponde a usuarios vulnerables (peatones, motociclistas, ciclistas y caídas de pasajeros principalmente del transporte público); aunque ha mejorado la situación con respecto a 2006 (principalmente en el caso de la colisión con ciclistas que ha registrado una disminución de un 28%, al pasar de aproximadamente 8 mil accidentes a menos de 6 mil), es necesario reforzar las acciones para protegerlos.

Las ciudades que han implementado estrategias y programas de seguridad vial, han logrado reducir sus tasas de mortalidad por accidentes de tránsito por debajo del promedio nacional, aunque con tasas de motorización elevadas.

La alarmante situación mundial de los accidentes de tránsito motivó que en 2010 las Naciones Unidas proclamaran el periodo 2011-2020 como Decenio de Acción para la Seguridad Vial, esto con el objeto de es- tabilizar y reducir las cifras previstas de víctimas mortales en accidentes de tránsito.

En respuesta a esta iniciativa, en México se estableció la Estrategia Nacional de Seguridad Vial, con el propó- sito de disminuir lesiones, discapacidades y muertes por accidentes de tránsito en la red de carreteras federal y en vialidades urbanas.

Las estrategias de diseño vial para prevenir accidentes que promueve el Instituto de Políticas para el Transporte y Desarrollo (ITDP por sus siglas en inglés) son: 1) intersecciones seguras, 2) calles completas, 3) pacificación del tránsito. El 70% de los siniestros viales en las ciudades ocurren en intersecciones, por lo que el diseño urbano debe considerar los elementos necesarios en los cruces, con el fin de brindar mayor seguridad, movilidad, visibilidad y accesibilidad a los usuarios de la vía pública.

Pero no podemos dejar de lado la responsabilidad al conducir cualquier tipo de vehículo ya que en México desafortunadamente el uso del cinturón de seguridad aun no es una practica común, y cuando conducimos una moto o una bicicleta no usamos los elementos de seguridad tales como: casco, rodilleras, coderas, guantes, reflejantes en la bici y chalecos reflejantes para mejorar la visibilidad ante los otros vehículos.

En las ultimas semanas se han presentado accidentes en donde han fallecido por lo menos 6 ciclistas por atropellamiento en donde se han visto involucradas unidades del rasnporte publico y unidades de carga; eso sin considerar los peatones atropellados que a diario reportan las diferentes fuentes informativas. 

#Preveniresvivir

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